La autoestima es un complejo conjunto de sentimientos, expectativas y creencias basadas en una serie de aptitudes que cada uno observa en sí mismo a la hora de relacionarse con el mundo; o mucho más sencillo, la autoestima es lo que cada uno piensa de sí mismo. Actualmente se sabe que es mucho más importante que la inteligencia o la capacidad innata.
La inteligencia emocional, que es una parte esencial de la autoestima, otorga flexibilidad y permite tolerar la frustración, de manera que permite comprometernos más fácilmente en un esfuerzo sostenido. Esta especial forma de inteligencia implica también la consciencia de cómo el propio comportamiento puede afectar a los demás, con la consiguiente preocupación por las otras personas y el sentido de responsabilidad por las propias acciones.
Por todo ello, trabajar en terapia para mejorar nuestra autoestima es apostar por uno de nuestro tesoros más valiosos.